viernes, junio 06, 2008

Análisis crítico de La Sociedad Industrial y su Futuro

En septiembre de 1995 el panfleto "La sociedad industrial y su futuro" de Theodore Kaczynski (Unabomber) fue publicado en los dos periódicos más importantes de EEUU el Washington Post y el New York Times. En este pequeño ensayo el antiguo profesor de la Universidad de California desarrolla un conjunto de ideas críticas sobre el sistema industrial en el que vivimos. En este artículo expondré sus ideas más sugerentes.

Kaczynski empieza sus reflexiones analizando la psicología de lo que él llama el izquierdismo moderno. Aunque su análisis del izquierdismo es, a mi juicio, muy acertado y punzante no me voy a detener mucho en él. Para Kaczynski, resumiendo, el izquierdismo, los movimientos pro minorías o alternativos parten del presupuesto de que la sociedad industrial puede ser buena e igualitaria por lo que es necesario reformarla para integrar a los elementos aún ajenos a sus beneficios (minorías étnicas marginadas o países preindustrializados por ejemplo). Kaczynski se detiene en analizar este fenómeno del izquierdismo porque quiere dejar claro que su propuesta no es una propuesta izquierdista por dos razones; en primer lugar el izquierdismo es colectivista, siempre cercano a movimientos de masas, Kaczynski se declara individualista, es el individuo el que debe tomar el control de sus propias decisiones y no ningún grupo social jerarquizado. En segundo lugar, el izquierdismo parte, como ya he comentado, del presupuesto de que la sociedad industrial es buena en esencia y que los elementos marginados deben integrarse en ella para disfrutar de sus dones pero Kaczynski considera que al contrario la sociedad industrial y sus consecuencias "han sido un desastre para la raza humana". Mientras que el izquierdismo pretende incrementar el poder del sistema industrial integrando a los parias del sistema Kaczynski propone lo contrario: destruir el sistema industrial.

Aunque el autor no abunda mucho en esta idea lo cierto es que aún hoy en día la tarea de "llevar la civilización" a los marginados es parte importante de los sistemas ideológicos occidentales. La idea de que el progreso industrial y tecnológico es bueno y debe ser extendido por todo el planeta es una idea en la que nos encontramos viviendo la mayoría de nosotros sin que nos demos cuenta y quizás es una idea muy parecida a la que tenía el hombre europeo alto medieval cuando consideraba que tenía el deber de llevar la fe verdadera a los salvajes del mundo. Pero ¿verdaderamente el progreso industrial es positivo? ¿hemos medido las consecuencias de este progreso en nosotros mismos para estar seguro de que es un valor absoluto que debe predicarse hasta el último confín del planeta? Depresión, suicidio, incomunicabilidad... son cientos las lacras que azotan al "Mundo Civilizado" y que son prácticamente desconocidas en las culturas llamadas salvajes ¿realmente estamos nosotros en el lado del progreso? Hoy en día, demasiado tarde ya, se escuchan voces que intentan preservar las últimas culturas aborígenes, que intentan proteger unas culturas con sistemas de valores diferentes a los nuestros pero mucho me temo que estas culturas primitivas acabarán sucumbiendo ante el empuje de la sociedad industrial o se convertirán, a lo sumo, en imitaciones de las reservas de "Un mundo feliz".

vídeo de unos que no saben lo que les viene encima:






En las sociedades industrializadas, continúa Kaczynski, cualquier persona ve satisfechas todas sus necesidades básicas, la sociedad cuidará al individuo desde la cuna hasta la sepultura y le proveerá de medios para su subsistencia, sólo debe cumplir un requisito: ser obediente. Si eres obediente el sistema industrial te garantizará un trabajo, o en su defecto un subsidio, con el que tendrás cubiertas las necesidades básicas e incluso te podrás permitir pequeños lujos (móvil de última generación, internet banda ancha, coche costoso...) pero no podrá satisfacer tu necesidad real de autonomía aunque se te oferten mil y una actividades sustitutorias para simular esa autonomía. La obediencia al jefe de la empresa, al profesor, al policía, al funcionario y a las macro directrices del sistema político de turno es condición sine qua non para que el individuo pueda medrar dentro del sistema industrial. Esta jerarquización totalizante del sistema industrial tiene una razón de ser lógica: el sistema industrial se funda en la ideología de "fabricación en serie": cada cual tiene que ocupar su sitio en la cadena de montaje si queremos que la cosa funcione. El consumo racionalizado es la contrapartida de la fabricación racionalizada, el papel que juegue el individuo en esta cadena de producción-distribución-consumo no es relevante para el sistema, lo relevante es que ocupe la posición que ocupe no se salga de ella, en eso se basa la racionalidad del sistema. La pérdida de autonomía del hombre industrial lo aboca a una situación no natural, la sumisión continua y la pérdida absoluta del control de su vida. Esta pérdida de autonomía genera en el hombre industrial trastornos de comportamiento como los enunciados más arriba, en definitiva, se siente perdido, un elemento pasivo de una infinidad de cambios que le son impuestos desde fuera. Kaczynski reconoce que no todas las personas se encuentran en esta situación, una minoría se adapta al sistema industrial perfectamente sin echar en falta la autonomía perdida pero la inmensa mayoría de la población es víctima de sentimientos de frustración e impotencia.

"Es cierto que el hombre primitivo era impotente ante algunas de las cosas que le amenazaban; la enfermedad por ejemplo. Pero podían aceptar el riesgo de la enfermedad estoicamente. Es parte de la naturaleza de las cosas, no es culpa de uno, a no ser que sea la culpa de algo imaginario, un demonio impersonal. Pero los temores de la persona moderna tienden a estar hechos por el hombre. Ya no son el resultado del azar, son imposiciones de otras personas, en cuyas decisiones, como individuo es incapaz de influir. Consecuentemente se siente frustrado, humillado y furioso"
(op. cit. párrafo 69)

El sistema industrial es tremendamente permisivo con todo aquello que no lo ponga en peligro. El sistema industrial muestra bastante tolerancia con nuestra orientación o prácticas sexuales de sus súbditos, nuestra filiación política o religiosa, nuestros hábitos personales etc. lo que no tolera el sistema industrial son conductas que lo perjudiquen: la violencia descontrolada genera inseguridad y pone en peligro el sistema y, por lo tanto, debe ser perseguida; si tus lazos afectivos son tan fuertes que no puedes pasarte trabajando lo que exige la productividad debes elegir entre tu trabajo o tu familia; puedes consumir drogas siempre que el consumo no afecte a tu productividad; todas tus aficiones serán permitidas siempre que no te roben tiempo de trabajo, etc. La libertad que nos permite el sistema industrial es ficticia toda vez que el sistema controla lo más importante: nuestra autonomía. Libertad significa, según Kaczynski, tener el control de los problemas de la vida de uno mismo tanto como persona como siendo miembro de un grupo pequeño. Si alguien tiene poder sobre nosotros no somos libres por muy permisivo e incluso benévolo que sea el que tenga el control.

Como la falta de autonomía genera un sentimiento de frustración en la mayoría de la población y el sistema, a su vez, busca su autoperpetuación teniendo unas necesidades tecnológicas que satisfacer, los individuos deben ser adaptados al sistema industrial. Que el sistema industrial amolde al individuo a no se debe a ninguna razón ideológica sino más bien a las propias necesidades tecnológicas que tiene el sistema industrial para autoperpetuarse, gracias a esto encontramos modos de vida similares en la China comunista, en las monarquías islamistas del Golfo Pérsico o en un país democrático de Europa. En los países en los que el sistema industrial está asentado los modos de vida son casi idénticos ya que las necesidades del sistema de producción industrial son iguales aquí que en cualquier rincón del mundo, el amoldamiento de la población a las necesidades del sistema es un hecho a nivel mundial. Todo sistema de dominación ha hecho lo mismo que el sistema industrial: amoldar a la masa a sus necesidades por múltiples medios: propaganda, religión, violencia, etc. pero cuando la presión del sistema sobre el individuo se hacía excesiva el pueblo tomaba las armas y el sistema de poder quedaba destruido. El problema con el sistema industrial es que puede amoldar al individuo modificándolo: se usan antidepresivos para ahuyentar los sentimientos de frustración; la educación desde edades cada vez más tempranas convierten al individuo en una máquina de obediencia; un futuro terrible se cierne sobre nosotros si pensamos en las temibles posibilidades que dará al sistema industrial el uso de la manipulación genética... Mientras que los otros sistemas de dominio sobre el hombre tenían unos límites bien definidos el sistema industrial podrá ensanchar esos límites hasta convertirnos en sus engranajes domesticados al modo de los eloi de "La maquina del tiempo".

Otro peligro de la situación actual es que el avance tecnológico es una fuerza mucho más fuerte que la lucha por la libertad. El avance tecnológico produce beneficios evidentes que merman nuestra autonomía casi sin que nos demos cuenta, la lucha por la libertad es algo abstracto que difícilmente puede movilizar a las grandes masas.

"Mientras el progreso tecnológico como totalidad continuamente estrecha nuestra esfera de libertad, cada nuevo avance técnico considerado en sí mismo parece deseable. Electricidad, fontanería interior, comunicaciones rápidas de larga distancia... ¿cómo alguien podría argumentar contra cualquiera de estas cosas, o contra cualquier otro de los innumerables avances técnicos que ha hecho la sociedad moderna? Hubiera sido absurdo resistir la introducción del teléfono, por ejemplo. Ofrece muchas ventajas y ninguna desventaja. Sin embargo tal y como explicamos en los párrafos 59-76, todos estos avances técnicos tomados juntos han creado un mundo en el cual la suerte del hombre medio ya no está en sus propias manos o en las de sus vecinos y amigos, sino en la de los políticos, ejecutivos de corporaciones y remotos y anónimos técnicos y burócratas en los que no tiene poder para influir"
(op. cit. párrafo 128)

Otra razón por la que el avance tecnológico es una fuerza tan poderosa es que camina en una sola dirección y nunca retrocede. La gente se vuelve dependiente de cada innovación técnica nueva, a menos que haya otra innovación más avanzada que la reemplace; de este modo el sistema se va tecnologizando cada vez más.

En esta situación la lucha por la libertad se vuelve casi una tarea imposible, casi nadie percibe la merma en autonomía que supone el uso de la tecnología pero todos percibimos las comodidades que nos reporta. Sin embargo, hay esperanzas, el sistema industrial se está empezando a enfrentar y se enfrentará con mayor virulencia en el futuro con ciertos problemas que amenazan su supervivencia, sobre todo el problema del control del comportamiento humano. Aún el sistema industrial no tiene una capacidad de controlar el comportamiento de la población aunque la manipulación genética y el uso de las drogas (piénsese en el uso de drogas para "tratar" a niños hiperactivos) darán muy pronto al sistema la capacidad de manipular la conducta humana totalmente. Antes de que esto se produzca surgirán graves conflictos dentro del sistema industrial, una gran parte de la población se verá violentada por el sistema más allá de la que considerarán aceptable y, entonces, el conflicto social tendrá lugar. En este momento el sistema industrial estará debilitado y los grupos concienciados deberán destruirlo. No cabe reforma del sistema industrial ya que un avance lleva a otro, no podemos distinguir entre "partes buenas" y "partes malas" del sistema ya que el sistema industrial es una totalidad. La crisis venidera será la última oportunidad del hombre para recuperar su libertad y dignidad, una vez el sistema industrial tenga la capacidad de manipularnos y condicionarnos totalmente no habrá nada que hacer porque habremos dejado de ser hombres tal y como hoy lo entendemos.

A mi juicio la perspectiva de Kaczynski sobre el sistema industrial es bastante acertada. La apariencia de libertad domina nuestras vidas pero ¿qué capacidad real tenemos para decidir en política o en economía? El ciudadano de a pie se ve bombardeado constantemente por decisiones que "vienen de arriba" y que aunque nos parezcan irracionales e injustas según los especialistas son como deben de ser. Razones macroeconómicas, normativas comunitarias, decisiones supuestamente consensuadas dejan al ciudadano sin capacidad de decisión. Por otro lado la presión social para adquirir los últimos adelantos tecnológicos es cada vez mayor, adelantos que generan gastos que el usuario debe sufragar aumentando las horas de trabajo o reorientando el gasto de su economía doméstica. ¿Qué capacidad de decisión tenemos sobre la cobertura del móvil, sobre el precio que debemos pagar por la gasolina de nuestro coche o sobre el dinero que pagamos al Estado en impuestos? Ninguna. El control tecnológico de la información es otro elemento que debe producirnos desasosiego, Gran Hermano no es una distopía lejana, es el aquí y el ahora y cuando el Estado solicite tener nuestra información genética para evitar el crimen ¿quién se va oponer sino "los malos", los que quieren ser criminales?

A pesar de que estoy bastante cercano al análisis de Kaczynski no estoy tan seguro de su teoría del "Big Crunch" que tanto recuerda al mitema cristiano del "Fin de los Tiempos". Existe la posibilidad de un cambio radical del sistema sobretodo a través de los movimientos migratorios y al derrumbamiento del sistema del bienestar. Las crisis económicas recurrentes y las puntuales contradicciones del sistema (precariedad laboral, dificultad para acceder a la vivienda...) pueden llegar a hacerse tan profundas que las masas no tengan nada que perder oponiéndose al sistema capitalista. A diferencia de Kaczynski dudo que una situación tal se produzca de una manera indefectible, más bien lo considero una posibilidad que puede ser explorada.

¿Y mientras tanto? Creo que es absurdo esperar el "Gran Colapso" del sistema industrial sentados en el sofá viendo el reality de turno. Precisamente la enorme dimensión del sistema industrial y su altanera pretensión de un control total hacen posible vivir en los intersticios del sistema, en las grietas que quedan en su enorme estructura. La vida del lumpen es un ejemplo de esto, también Thoreau o el mismo Kaczynski probaron fórmulas para escapar del control del sistema industrial, aún cuando sea difícil decir hasta que punto alcanzaron el éxito o no... En definitiva, soy optimista sobre esta posibilidad de vivir, en lo posible, en las rendijas del sistema. En eso estamos...

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