En esta segunda parte de su libro se propone Burke comentar el sentimiento de lo sublime con sus causas, motivaciones y consecuencias. Lógicamente para entender este comentario hemos de conocer la definición que da Burke en la primera parte de su libro "De lo sublime y de lo bello".
Empieza el autor esta segunda parte exponiendo que la pasión causada por lo sublime es el asombro. El asombro se da cuando se produce lo sublime en más alto grado; los efectos inferiores son admiración, reverencia y respeto.
Analiza Burke, a continuación, el sentimiento de terror concluyendo que no hay pasión que robe tan determinantemente al animo su poder de actuar y razonar. El terror o el miedo, al ser una percepción del dolor o de la muerte, actúa de un modo que parece dolor verdadero. Esto nos lleva a concluir que todo lo que es terrible es, a la vez, sublime ya que, no podemos mirar algo peligroso como insignificante o despreciable. Esto le lleva a concluir a Burke que "el terror es en cualquier caso, de un modo más abierto y latente, el principio predominante de lo sublime".
Para que una cosa sea muy terrible, en general parece que sea la oscuridad de donde se va a seguir la importancia de ella en el sentimiento de lo sublime. La oscuridad es causa común de nuestra ignorancia de las cosas y esta nuestra ignorancia es la causa de terror y admiración. El conocimiento hace que las cosas nos afecten poco como podemos observar cuando conocemos el origen de un ruido que nos ha causado en nuestra ignorancia miedo (una puerta chirriante, el crujir de las maderas, etc.) De hecho las ideas de eternidad o infinitud se encuentran entre aquellas que más nos afectan y, realmente, no hay nada que menos conozcamos que estas dos ideas. Por esto dice Burke: "Una idea clara es, por consiguiente, otro nombre para una pequeña idea". La oscuridad y la indefinición son, por lo tanto, orígenes frecuentes de los sentimientos de temor y asombro asociado a lo sublime.
El poder como generador de miedo y de terror es también una de las fuentes de lo sublime. Un animal feroz, un rey, una tormenta o un ejército en marcha nos genera el sentimiento de lo sublime por el poder, incluso el poder que tienen de aniquilarnos, del que están investidos. Un león enano o recién nacido no nos genera ese sentimiento de lo sublime que sentimos al ver un león rugiendo en el circo, nos puede generar ese sentimiento de ternura asociado a lo bello pero nunca sublimidad.
La vastedad, es decir la grandeza, también genera el sentimiento de lo sublime y una vastedad inimaginable produce un sentimiento de lo sublime amplificado, es lo que sentimos ante la infinitud. La soledad y el silencio de un paisaje ponen en evidencia su vastedad por lo que estas privaciones (falta de sonido o de elementos) también pueden producir cuando son grandiosas el sentimiento de lo sublime. Al igual que estas privaciones la reiteración de elementos y la uniformidad potencian la percepción de la grandeza por lo que también estarán asociados a lo sublime, pensemos en la uniformidad de la construcción de un rascacielos o la reiteración de columnatas en las avenidas faraónicas y comprenderemos lo que Burke quiere decir.
La magnificencia, entendida como unión dispersa de elementos comunes, también produce lo sublime. Burke pone el ejemplo de un cielo estrellado en donde un elemento sencillo (estrellas) es repetido sin orden ni sentido preciso, casi, podríamos decir, al azar. Esta disposición azarosa de elementos repetitivos crea una atmósfera de indefinición y grandeza muy apropiada para lo sublime.
¿Qué colores potencian el sentimiento de los sublime? No podemos decir que un color per se produzca lo sublime pero si puede intensificarlo cuando acompaña a una cosa o situación grande. Derivado de lo dicho antes acerca de la oscuridad, Burke concluye que los colores más apropiados para producir lo sublime son los colores oscuros; los colores vivos y alegres no son aptos para producir lo sublime excepción hecha del color rojo (¿quizás porque va asociado al color peligroso de la sangre?). Para comprobar esto basta imaginar un lobo de color azul... ¿nos produce mayor o menor terror que la misma fiera con sus colores naturales: negro y gris? No obstante, vuelvo a subrayar que el color más que generar potencia el sentimiento de lo sublime.
En cuanto a los sonidos ¿cuáles son los que podremos asociar al sentimiento de lo sublime? Para Burke los rasgos que hacen que un sonido nos provoque este sentimiento son: brusquedad, reiteración, volumen excesivo, etc. Todos estos rasgos como se puede comprobar van en la dirección de reafirmar el carácter de imprevisivilidad y grandeza del sonido en cuestión.
Termina Burke esta parte de su libro indicando que los sentidos del olfato y el gusto participan poco del sentimiento de grandeza pero que las descripciones poéticas de olores o gustos sí pueden generar, muy débilmente, el sentimiento de lo sublime. El sentido del tacto está incluso más apartado que los del olfato y del gusto del sentimiento de lo sublime: cuando algo se presenta al tacto se presenta como cercano por lo que no puede ser sublime. Si es un peligro o dolor lo que se presenta al tacto esto generará sencillamente terror por su cercanía y si lo que se presenta no es peligroso o doloroso no puede, lógicamente, producir lo sublime.