Pan y la pesadilla (ii): el pánico
“Los que tienen miedo son aquellos que no asumen su miedo”
Jacquel Brel
Es fácil darse cuenta hasta que punto “no tener miedo a nada” es uno de los estereotipos occidentales que aún hoy es muy valorado. El miedo es algo negativo, propio de cobardes, en las películas americanas el apelativo “gallina” es una expresión despectiva habitual. Cristo no tiene miedo al martirio, ni los cristianos sacrificados en el circo, Hércules baja al Hades sin pestañear, Aquíles se enfrenta a la muerte segura matando a Hector sin temor... El temeroso, el cobarde, el gallina o el timorato son perfectos ejemplos de antihéroes de nuestro imaginario colectivo occidental. Hillman el su obra “Pan y la pesadilla” analiza el papel que debe ocupar el miedo, el pánico en nuestra vida psíquica. A continuación algunos fragmentos de la obra de Hillman que tratan sobre este tema:
“El miedo, en cuanto patrón instintivo de comportamiento, en cuanto parte de la “sabiduría del cuerpo”, por utilizar la expresión de Cannon, nos proporciona una conexión con la naturaleza (Pan) semejante al hambre, la sexualidad o la agresión. El miedo, igual que el amor, puede convertirse en un reclamo para la conciencia; uno encuentra lo inconsciente, lo desconocido, lo numinoso y lo incontrolable cuando tiene contacto con el miedo, que eleva el ciego pánico instintivo del rebaño al sagaz, astuto y reverencial temor del pastor.”
[...]
“No tener miedo, estar libre de angustia, de temor, ser invulnerable al pánico, significaría una pérdida de instinto, de conexión con Pan. Los que carecen de miedo tienen sus escudos; cuentan con construcciones que previenen de imprevistos, defensas sistemáticas que mantienen a raya la sorpresa”
[...]
"El pánico, especialmente de noche, cuando la ciudadela está a oscuras y el yo heroico duerme, constituye una participation mystique directa con la naturaleza, una experiencia fundamental, incluso ontológica, del mundo vivo e inmerso en el terror. Los objetos se convierten en sujetos; se mueven con vida mientras nosotros nos hallamos paralizados por el miedo. Cuando la existencia se experimenta a través de los niveles instintivos del miedo, la agresión, el hambre o la sexualidad, las imágenes adquieren una vitalidad propia e irresistible. Lo imaginal nunca resulta tan vívido como cuando nos hallamos instintivamente conectados con ello. El mundo vivo es, por supuesto, animismo. Que este mundo sea divino e imaginado por diferentes dioses con sus atributos y características es panteísmo politeísta. El que el miedo, el terror y el horror sean naturales es sabiduría. En términos de Whitehead, 'naturaleza viva' significa Pan, y el pánico abre una puerta hacia esta realidad"
James Hillman; Pan y la pesadilla; Ed. Atalanta 2007, p. 57-59
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