La Crítica de la Razón Pura
Título: La Crítica de la Razón Pura
Autor: Kant, Immanuel
Traducción, prólogo, notas e índices de Pedro Ribas
Edición: 1ª. ed.
Publicación: Torrelaguna, Madrid. Taurus.
Encuadernación: rústica
Precio: 20,75 €
Colección: Taurus Pensamientos
ISBN: 84-306-0594-0
PARTES DEL LIBRO:
+ Introducción del traductor
+ Cronología
+ Bibliografía selecta
LA CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA:
+ Lema
+ Dedicatoria
+ Prólogo de la Primera Edición
+ Prólogo de la Segunda Edición
* Introducción
* Doctrina Trascendental de los Elementos
+ Estética trascendental
+ Lógica trascendental
- Analítica trascendental
- Dialéctica trascendental
* Doctrina Trascendental del Método
+ La disciplina de la razón pura
+ El canon de la razón pura
+ La arquitectura de la razón pura
+ Historia de la razón pura
CRÍTICA DE LA OBRA:
Tras un mes y medio de lectura reposada el 11 de Abril pasado terminé esta obra monumental de la filosofía occidental. Había preparado mi espíritu para recibir tamaña obra con la lectura suave del famoso libro de De Quincey "Los últimos días de Emmanuel Kant" y mis expectativas se vieron más que colmadas. Al leer "La Crítica de la Razón Pura" tuve la misma sensación que al leer hace ya muchos años el clásico de Cervantes "Don Quijote de la Mancha": es una sensación preliminar de enfrentarte a un clásico aburrido y periclitado sensación que, queda hecha añicos en los primeros compases de la lectura; en esos momentos es cuando uno comprende el significado de la palabra "clásico" referida a un libro.
También he de decir que es algo triste que un licenciado en Filosofía obtenga el título sin haber leído este libro; bueno mejor dicho es una vergüenza que un licenciado en Filosofía aquí en España obtenga el título sin haberse leído tantísimos libros. Sólo espero que en las otras facultades de este país el amor a los clásicos se inculque antes que el valor a los apuntes amarillentos del catedrático de turno.
En fin, volviendo a la cuestión propiamente dicha, la edición de Taurus es de lo más recomendable ya que respeta la paginación de citas clásica para esta obra y además incluye en un sólo volumen la primera y segunda edición de la obra. Ni que decir tiene que respeta las notas de Kant a ambas ediciones y como añadido el traductor no inunda su edición con pedantes notas a pie de página que tanto lastran una lectura fluida. El índice final puede, también, llegar a ser una ventaja para un trabajo más concienzudo.
Pasando a la obra misma he de decir que es, lógicamente, densa pero no de esa densidad plomiza que vulgarmente parece atribuírsele. He de confesar que las partes dedicadas a la apercepción trascendental y al esquematismo me costaron bastante pero, aún así, la mayor parte de la obra es accesible a cualquier lector con una cultura filosófica media. Eso sí, es imprescindible conocer las definiciones si no, como es lógico, la lectura del texto se ralentiza y se convierte en soporífica si se debe consultar continuamente las páginas anteriores.
Si tuviera que calificar el libro con un adjetivo elegiría el adjetivo de bello. Desde el prejuicio que ve en esta obra un libro hermético e inaccesible al profano es difícil entender esta elección pero puedo asegurar que en cada página he sentido titilar el amor y la confianza en la libertad y el odio y menosprecio a cualquier forma de fanatismo. La apología kantiana de la crítica a todos los conceptos heredados, su reivindicación de "lo ideal" y una clara preocupación ética incluso en las páginas más abstractas hacen de esta obra un canto y una llamada a la libertad del pensamiento.
Si pudiera elegir otro adjetivo junto con el de bello para definir este libro elegiría desasosegante. Y sé, de nuevo, que la elección puede resultar chocante en un primer momento pero las partes de la Estética Trascendental en las que se muestra la irrealidad o, si se prefiere, la realidad subjetiva de los conceptos espacio y tiempo me genera una sensación cierta de irrealidad y casi horror ante la pregunta ¿qué hay ahí fuera? ¿qué ES realmente el mundo? La Estética Trascendental me recuerda los mejores momentos de Schopenhauer y su conceptualización ilusoria del mundo fenoménico. Igualmente desasosegante me resultó la parte dedicada, en la Dialéctica Trascendental, a las antinomias, los paralogismos y el ideal de la razón pura que muestran fehacientemente la imposibilidad de ningún conocimiento cierto de lo que más nos importa: Dios, el mundo y el alma. Fue esta lectura una terrible cura de humildad para mi espíritu aunque, como el mismo Kant reconocería, no pudo matar mi anhelo de alcanzar el conocimiento del Ser que está más allá de todo fenómeno. ¿En dónde se oculta esa intuición intelectual?
Para terminar esta reseña un pequeño texto como muestra del genio kantiano en esta obra inmortal, un texto que si no supiéramos que pertenece a una obra filosófica bien podríamos creer que pertenece a las memorias de un bucanero abandonado en una isla desierta que busca un camino dentro de unos inexplorados mares, unos mares tormentosos y traicioneros... unos mares insondables, bellos y aterradores, unos mares metafísicos, mientras que escucha el la playa desembarcar enemigos desconocidos y crueles que pretenden arrebatarle su preciada posesión:
"No sólo hemos recorrido el territorio del entendimiento puro y examinado cuidadosamente cada parte del mismo, sino que, además, hemos comprobado su extensión y señalado la posición de cada cosa. Ese territorio es una isla que ha sido encerrada por la misma naturaleza entre límites invariables. Es el territorio de la verdad -un nombre atractivo- y está rodeado por un océano ancho y borrascoso, verdadera patria de la ilusión, donde algunas nieblas y algunos hielos que se deshacen prontamente producen la apariencia de nuevas tierras y engañan una y otra vez con vanas esperanzas al navegante ansioso de descubrimientos, llevándolo a aventuras que nunca es capaz de abandonar, pero que tampoco puede concluir jamás. Antes de aventurarnos a ese mar para explorarlo en detalle y asegurarnos de que podemos esperar algo, será conveniente echar antes un vistazo al mapa del territorio que queremos abandonar e indagar primero si no podríamos acaso contentarnos con lo que contiene, o bien si no tendremos que hacerlo por no encontrar tierra en la que establecernos. Además, ¿con qué títulos poseemos nosotros este mismo territorio? ¿Podemos sentirnos seguros frente a cualquier pretensión enemiga?" (Op. cit. B294-B295)
Otros trabajos relacionados:
La antinomia de la razón pura
Los últimos días de Emmanuel Kant
Autor: Kant, Immanuel
Traducción, prólogo, notas e índices de Pedro Ribas
Edición: 1ª. ed.
Publicación: Torrelaguna, Madrid. Taurus.
Encuadernación: rústica
Precio: 20,75 €
Colección: Taurus Pensamientos
ISBN: 84-306-0594-0
PARTES DEL LIBRO:
+ Introducción del traductor
+ Cronología
+ Bibliografía selecta
LA CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA:
+ Lema
+ Dedicatoria
+ Prólogo de la Primera Edición
+ Prólogo de la Segunda Edición
* Introducción
* Doctrina Trascendental de los Elementos
+ Estética trascendental
+ Lógica trascendental
- Analítica trascendental
- Dialéctica trascendental
* Doctrina Trascendental del Método
+ La disciplina de la razón pura
+ El canon de la razón pura
+ La arquitectura de la razón pura
+ Historia de la razón pura
CRÍTICA DE LA OBRA:
Tras un mes y medio de lectura reposada el 11 de Abril pasado terminé esta obra monumental de la filosofía occidental. Había preparado mi espíritu para recibir tamaña obra con la lectura suave del famoso libro de De Quincey "Los últimos días de Emmanuel Kant" y mis expectativas se vieron más que colmadas. Al leer "La Crítica de la Razón Pura" tuve la misma sensación que al leer hace ya muchos años el clásico de Cervantes "Don Quijote de la Mancha": es una sensación preliminar de enfrentarte a un clásico aburrido y periclitado sensación que, queda hecha añicos en los primeros compases de la lectura; en esos momentos es cuando uno comprende el significado de la palabra "clásico" referida a un libro.
También he de decir que es algo triste que un licenciado en Filosofía obtenga el título sin haber leído este libro; bueno mejor dicho es una vergüenza que un licenciado en Filosofía aquí en España obtenga el título sin haberse leído tantísimos libros. Sólo espero que en las otras facultades de este país el amor a los clásicos se inculque antes que el valor a los apuntes amarillentos del catedrático de turno.
En fin, volviendo a la cuestión propiamente dicha, la edición de Taurus es de lo más recomendable ya que respeta la paginación de citas clásica para esta obra y además incluye en un sólo volumen la primera y segunda edición de la obra. Ni que decir tiene que respeta las notas de Kant a ambas ediciones y como añadido el traductor no inunda su edición con pedantes notas a pie de página que tanto lastran una lectura fluida. El índice final puede, también, llegar a ser una ventaja para un trabajo más concienzudo.
Pasando a la obra misma he de decir que es, lógicamente, densa pero no de esa densidad plomiza que vulgarmente parece atribuírsele. He de confesar que las partes dedicadas a la apercepción trascendental y al esquematismo me costaron bastante pero, aún así, la mayor parte de la obra es accesible a cualquier lector con una cultura filosófica media. Eso sí, es imprescindible conocer las definiciones si no, como es lógico, la lectura del texto se ralentiza y se convierte en soporífica si se debe consultar continuamente las páginas anteriores.
Si tuviera que calificar el libro con un adjetivo elegiría el adjetivo de bello. Desde el prejuicio que ve en esta obra un libro hermético e inaccesible al profano es difícil entender esta elección pero puedo asegurar que en cada página he sentido titilar el amor y la confianza en la libertad y el odio y menosprecio a cualquier forma de fanatismo. La apología kantiana de la crítica a todos los conceptos heredados, su reivindicación de "lo ideal" y una clara preocupación ética incluso en las páginas más abstractas hacen de esta obra un canto y una llamada a la libertad del pensamiento.
Si pudiera elegir otro adjetivo junto con el de bello para definir este libro elegiría desasosegante. Y sé, de nuevo, que la elección puede resultar chocante en un primer momento pero las partes de la Estética Trascendental en las que se muestra la irrealidad o, si se prefiere, la realidad subjetiva de los conceptos espacio y tiempo me genera una sensación cierta de irrealidad y casi horror ante la pregunta ¿qué hay ahí fuera? ¿qué ES realmente el mundo? La Estética Trascendental me recuerda los mejores momentos de Schopenhauer y su conceptualización ilusoria del mundo fenoménico. Igualmente desasosegante me resultó la parte dedicada, en la Dialéctica Trascendental, a las antinomias, los paralogismos y el ideal de la razón pura que muestran fehacientemente la imposibilidad de ningún conocimiento cierto de lo que más nos importa: Dios, el mundo y el alma. Fue esta lectura una terrible cura de humildad para mi espíritu aunque, como el mismo Kant reconocería, no pudo matar mi anhelo de alcanzar el conocimiento del Ser que está más allá de todo fenómeno. ¿En dónde se oculta esa intuición intelectual?
Para terminar esta reseña un pequeño texto como muestra del genio kantiano en esta obra inmortal, un texto que si no supiéramos que pertenece a una obra filosófica bien podríamos creer que pertenece a las memorias de un bucanero abandonado en una isla desierta que busca un camino dentro de unos inexplorados mares, unos mares tormentosos y traicioneros... unos mares insondables, bellos y aterradores, unos mares metafísicos, mientras que escucha el la playa desembarcar enemigos desconocidos y crueles que pretenden arrebatarle su preciada posesión:
"No sólo hemos recorrido el territorio del entendimiento puro y examinado cuidadosamente cada parte del mismo, sino que, además, hemos comprobado su extensión y señalado la posición de cada cosa. Ese territorio es una isla que ha sido encerrada por la misma naturaleza entre límites invariables. Es el territorio de la verdad -un nombre atractivo- y está rodeado por un océano ancho y borrascoso, verdadera patria de la ilusión, donde algunas nieblas y algunos hielos que se deshacen prontamente producen la apariencia de nuevas tierras y engañan una y otra vez con vanas esperanzas al navegante ansioso de descubrimientos, llevándolo a aventuras que nunca es capaz de abandonar, pero que tampoco puede concluir jamás. Antes de aventurarnos a ese mar para explorarlo en detalle y asegurarnos de que podemos esperar algo, será conveniente echar antes un vistazo al mapa del territorio que queremos abandonar e indagar primero si no podríamos acaso contentarnos con lo que contiene, o bien si no tendremos que hacerlo por no encontrar tierra en la que establecernos. Además, ¿con qué títulos poseemos nosotros este mismo territorio? ¿Podemos sentirnos seguros frente a cualquier pretensión enemiga?" (Op. cit. B294-B295)
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Los últimos días de Emmanuel Kant