viernes, febrero 23, 2007

La ética según Jesús de Nazaret


Vamos a exponer y a analizar en este trabajo algunos elementos fundamentales de la ética cristiana. Entenderé el concepto "ética cristiana" en un sentido literalmente estricto es decir: la ética que proponía con sus enseñanzas la figura histórica de Jesús de Nazaret. Esta exposición parte, como también es evidente, desde una perspectiva laica. Los textos que se utilizarán para la elaboración de este resumen serán los cuatro evangelios usualmente admitidos por la mayoría de corrientes cristianas como legítimos.

* El fin de la ética cristiana:

La ética cristiana es una ética salvífica; esto quiere decir que la finalidad de el proyecto ético de Jesús de Nazaret era la salvación del alma. La mayoría de las éticas religiosas son éticas salvíficas que pretenden alcanzar una meta ultraterrena para el hombre. Sin embargo, no todas las religiones plantean una ética de este tipo, pensemos en el budismo zen, ni todas las éticas salvíficas son necesariamente éticas religiosas.
En las enseñanzas recogidas en los evangelios canónicos Jesús invita a sus oyentes a alcanzar "el Reino del Padre". Todo sacrificio o sufrimiento adquieren sentido para llegar a este reino y esta vida eterna. Por supuesto, la ética cristiana se haya supeditada a la consecución de este fin pero, los contenidos éticos que trasmite pueden ser asumidos desde una posición agnóstica o atea.

* Las Bienaventuranzas:

"Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:
Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. " (Mt 5,1-12)

Las Bienaventuranzas forman parte de el denominado "Sermón de la Montaña", en ellas Jesús de Nazaret expone parte de su ideario ético. En este texto además de hacer un elenco de personas bienaventuradas en el mundo promete una serie de retribuciones futuras.
Las virtudes morales que defiende este texto son básicamente cuatro: mansedumbre, misericordia, limpieza de corazón y carácter pacificador.
Por mansedumbre debemos entender la posesión de un carácter pacífico y no dado al antagonismo. Va en relación a otros conceptos trasmitidos por Jesús como, por ejemplo, el "poner la otra mejilla" y tendría una clara demostración en la actitud de Jesús ante su persecución, juicio y ejecución.
La virtud de la misericordia va más allá de la virtud de la justicia. La voluntad de Jesús de perdonar "sesenta veces siete"sería otro ejemplo de esta virtud. Está relacionada también con una perspectiva profunda y radical sobre el sentimiento de compasión hacia nuestros semejantes.
La tercera virtud moral reseñada, la limpieza de corazón, hace referencia a la pureza de pensamiento e intención. El defecto moral opuesto a esta virtud sería, sin duda, la hipocresía. No basta actuar según viene determinado por la ley o la costumbre, hace falta actuar con una conciencia y una intención correcta también.
Según en texto de las Bienaventuranzas el seguidor de Jesús debe tener un carácter pacificador. Esto significa una voluntad no sólo pacífica sino también pacificante, el seguidor de Jesús no debe ser sólo una persona mansa sino también tendente a llevar esa paz y a propagarla con su palabra y obra.

* La dignidad del hombre en el mensaje de Jesús de Nazaret:

Y cuando los fariseos le vieron, Decían a sus Discípulos: --¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores? (Mt. 9, 11)

El contexto histórico en el que se desarrolló el mensaje de Jesús era un contexto en donde existían numerosas estratificaciones sociales, más aún en la Palestina de este periodo. El sistema social y económico del Imperio Romano se basaba en la esclavitud este sistema sobreentendía, por lo tanto, que la dignidad del hombre era un concepto relativo y no absoluto. Un hombre podía, perfectamente, carecer de ciertos derechos civiles por el simple hecho de haber nacido esclavo o por haber sido apresado en una guerra.
Por otro lado, en los territorios judíos, no sólo los esclavos carecían de algunos derechos sino que también a ciertos enfermos se les consideraba "intocables" como a los leprosos o a ciertos minusválidos ya que la religión judía consideraba que determinadas enfermedades eran castigos enviados por Dios a los pecadores.
En este contexto en donde la dignidad humana era relativa el mensaje de Jesús de Nazaret planteaba la idea de que todo ser humano tenía una dignidad específica e inalienable. Al ser todos hijos de Dios, todos poseemos un alma que puede mancharse con el pecado pero, a su vez, también puede limpiarse con el perdón de Dios. Esta idea de la dignidad humana como algo absoluto recuerda bastante la propuesta de los filósofos estoicos.
El dato histórico de que Jesús de Nazaret predicaba entre mujeres, leprosos y pecadores parece mostrar esta concepción novedosa que propuso Jesús sobre la dignidad humana. El ideal de vida que ejemplificó este profeta judío fue la vida en comunión de uno con otros como hermanos con hermanos y padres con hijos.

* El desapego a lo material

Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá al uno y amará al otro, o se dedicará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas?¿Quién de vosotros podrá, por más que se afane, añadir a su estatura un codo? ¿Por qué os afanáis por el vestido? Mirad los lirios del campo, Cómo crecen. Ellos no trabajan ni hilan; pero os digo que ni aun Salomón, con toda su gloria, fue vestido como uno de ellos. Si Dios viste Así la hierba del campo, que hoy está y mañana es echada en el horno, ¿no hará mucho más por vosotros, hombres de poca fe?
Por tanto, no os afanéis diciendo: '¿Qué comeremos?' o '¿Qué beberemos?' o '¿Con qué nos cubriremos?' Porque los gentiles buscan todas estas cosas, pero vuestro Padre que está en los cielos sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Más bien, buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán. Basta a cada Día su propio mal. ( Mt. 6, 24-34)

Otro elemento importante de la ética predicada por Jesús de Nazaret es el desapego a las realidades externas. La riqueza económica o la fama entre los hombres son preocupaciones superfluas que apartan al seguidor de Jesús del verdadero camino de la vida virtuosa.
La frase "es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios" también sirve para mostrar que el ideal de humildad se extiende tanto al alma como al cuerpo. En algunos fragmentos de los evangelios Jesús invita a hombres ricos a que abandonen sus riquezas y todas sus propiedades y se unan a él para extender su mensaje en comunidad.

* La ética como asunto personal y profundo:

No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis seréis juzgados, y con la medida con que Medís se os medirá.¿Por qué miras la brizna de paja que está en el ojo de tu hermano, y dejas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿Cómo dirás a tu hermano: 'Deja que yo saque la brizna de tu ojo', y he aquí que la viga está en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna del ojo de tu hermano. (Mt. 7, 1-5)

La preocupación salvífica de la ética cristiana tiene, lógicamente, una perspectiva proselitista pero, esta perspectiva no es la fundamental. Lo fundamental de la ética propuesta por Jesús de Nazaret es que esta ética sea un intento de autopurificación.
Frente a propuestas éticas que pretenden asumir la realización ética como un peldaño más elevado desde donde juzgar a los semejantes, Jesús propone una ética fundada en el auto-examen continuo que nos permita comprender también las debilidades del prójimo como propias antes de verlas desde una superflua superioridad.
Esta voluntad de autopurificación y autoexamen continuo fundamenta otro mensaje vital del discurso ético de Jesús: el perdón como virtud moral fundamental.

Mas Jesús se fue al monte de los Olivos. Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles. Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio y le dicen: "Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?" Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra. Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: "Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra". E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra. Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio. Incorporándose Jesús le dijo: "Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?" Ella respondió: "Nadie, Señor". Jesús le dijo: "Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más". (Jn. 8, 1-11)

Consecuencia también de entender la ética como un asunto profundamente personal es el desprecio que muestra Jesús hacia la hipocresía. No basta el acto desnudo sino también la intención de ese acto. El hipócrita es aquel que utiliza su "pureza moral" para mirar por encima del hombro a sus semejantes; este vanagloriarse de su actitud, en apariencia correcta pero en el fondo viciada, quita cualquier valor al acto moral. El acto moral es algo entre el individuo y Dios, se subraya así la naturaleza radicalmente personal de este acto.

Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos por ellos. De lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. Cuando, pues, hagas obras de misericordia, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. De cierto os digo que ellos ya tienen su recompensa. Pero cuando tú hagas obras de misericordia, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, de modo que tus obras de misericordia sean en secreto. Y tu Padre que ve en secreto te recompensará. (Mt. 6, 1-6)

* La regla de oro de la moral:

Habéis oído que fue dicho a los antiguos: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al malo. Más bien, a cualquiera que te golpea en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. Y al que quiera llevarte a juicio y quitarte la túnica, déjale también el manto. A cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo niegues.
Habéis oído que fue dicho: amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, y orad por los que os persiguen; de modo que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, porque él hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tenéis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen eso mismo los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.(Mt. 38-48)

La llamada regla de oro de la moral se encuentra en la reflexión ética oriental y occidental y viene a decir: "no hagas a otro lo que no quieras que te hagan a ti". Dentro de la tradición filosófica moderna Kant enunció esta regla y le concedió un papel central en su sistema ético.
Pero en este texto Jesús parece que profundiza en esta regla, haciéndola extensible a toda la comunidad humana sin distinción. Esta extensión del amor universal a todos, amigos y enemigos, está en coherencia con la concepción de la dignidad humana como algo absoluto y no relativo ni relatilizable.

* Relación entre ética y política:

Y le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que hablas y enseñas rectamente, y no te guías por las apariencias, sino que enseñas con verdad el camino de Dios.¿Nos es lícito pagar impuesto al César, o no?
Pero El, percibiendo su astucia, les dijo: Mostradme un denario. ¿De quién es la imagen y la inscripción que lleva?
Y ellos le dijeron: Del César.
Entonces El les dijo: Pues dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios. (Lc. 20, 21-25)

De todo los rasgos analizados de la ética propuesta por Jesús podemos concluir que esta es ajena a la política o sino, al menos, distante. Al ser el proyecto ético un proyecto personal e íntimo el interés que muestra el mensaje de Jesús por la reforma política es pequeño. La verdadera revolución que propone este mensaje es una revolución individual, no una revolución política.
A pesar del distanciamiento de lo político, la ética de Jesús no es una ética individualista sino que plantea la relación entre los hombres desde una perspectiva de comunión no politizada. Es más importante, para Jesús los vínculos fraternales entre los hombres que los vínculos políticos, éticos o incluso familiares.
Por esto podemos decir que el mensaje de Jesús opone la vida en comunidad a la vida política; como queda reflejado en el siguiente texto:

Entonces Pilatos volvió a entrar al Pretorio, y llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos?
Jesús respondió: ¿Esto lo dices por tu cuenta, o porque otros te lo han dicho de mí?
Pilatos respondió: ¿Acaso soy yo judío? Tu nación y los principales sacerdotes te entregaron a mí. ¿Qué has hecho?
Jesús respondió: Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, entonces mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; mas ahora mi reino no es de aquí. (Jn. 18, 33-36)


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