El Universo muerto
"Los hombres y mujeres a mi alrededor, hasta cuando me hablaban, eran únicamente figuras; yo había olvidado prácticamente que estaban vivos, que no eran meros autómatas. En medio de sus atestadas calles y reuniones, yo iba solitario y me sentía feroz (aunque era mi propio corazón, no el de otro, lo que estaba devorando) como el tigre en la selva... Para mí, el universo carecía de vida, de propósito, de volición y hasta de hostilidad; era una enorme, inconmensurable y muerta máquina de vapor, girando con la indiferencia de lo muerto para triturarme miembro a miembro... Sin esperanza, no tenía ningún miedo definido, ni del hombre ni del diablo. Y sin embargo, de modo extraño, vivía en un temor continuo, indefinido y agotador; era un hombre trémulo, pusilánime, temeroso de no sé qué; me parecía que todas las cosas, las de arriba, en el cielo, y las de abajo, en la tierra, iban a hacerme daño; como si el cielo y la tierra fueran las ilimitadas mandíbulas de un monstruo devorador, mientras yo, palpitante, permanecía a la espera de ser devorado"
Thomas Carlyle en su autobiografía citado en: A. Huxley; Las puertas de la percepción. Cielo e Infierno; Ed. Edhasa